Levantarse temprano siempre me cuesta un poco, pero también puedo hacer el esfuerzo cuando sé que sí vale la pena.
En el frío de la madrugada, llegamos al Globopuerto donde nos recibieron con un vasito de café calientito y unas galletas: lo mejor para calentarse un poco y preparase para este viaje por los aires. Después del check de los bonos, tomamos un último café y nos dirigimos al lugar del despegue.
De camino, pudimos ver los increíbles colores rojos, púrpuras y escarlatas que diseñaban el cielo. Llegamos a un campo al lado de una Hacienda abandonada donde sólo quedaron unas paredes y el pórtico. Un escenario muy tranquilo, opuesto a toda la animación que había al lado. Estaban inflando los Globos, un momento un poco ruidoso, lo que contrasta con la serenidad del lugar, pero queda muy impresionante porque suavemente se infla el globo, tomando toda su forma.
Con suerte, este día disfrutamos de una balsa de globos por los aires por la presencia de varios globos, cada uno elevándose a su ritmo. Nosotros también subimos en nuestro Globo Rubix y por fin nos levantamos por los aires.
El vuelo en Globo es muy curioso: en las alturas, el único ruido viene del quemador y de las voces emocionadas. No te diriges a donde quieras, sino eliges la altura y te dejas llevar por las corrientes de aire. Cada globo se va por su propio lado, cada uno tiene su propio viaje, su propia ruta.
La hacienda abandonada ya no se ve y los cactus parecen minúsculos. La sombra del globo se desliza en los cerros y el aire nos refresca del calor del quemador. Vemos un grupito de personas saludándonos y siguiéndonos, los niños corriendo en primera línea.
Vimos un hombre que hacía señales con un espejo. Estaba segura que era para indicarnos a dónde aterrizar. Pero no fue así: “Bueno, dónde vamos a aterrizar?”, dijo el piloto. “Este terreno me parece bien”. Como mencionado antes, los globos se dejan derivar por las corrientes, entonces en cada viaje aterrizan en un nuevo lugar.
Llegados a tierra, nos reciben los niños con mucha curiosidad: siempre es un espectáculo para ellos ver globos pasar por sus rumbos, y con mucha generosidad, el piloto los dejó subir y disfrutar un momento de un vuelo en Globo.
Cerramos este muy bonito vuelo en globo con una tradición, un brindis con vino espumoso que se obsequiaba antes como símbolo de amistad, cuando el globo aterrizaba sin planearlo en los terrenos de particulares.