Cuando las parejas inician no se sabe exactamente el momento mágico en que “Yo” se transforma en “Nosotros”. Lo único que se tienen son hipótesis, algunas luces lanzadas en la oscuridad, algunos recuerdos del momento en que dos seres se convierten en uno solo.
El tiempo que puede demorar para que el “Yo” se transforme en “Nosotros” es relativo. Y, además, no es algo que se tenga que esperar, simplemente se deja pasar, pero ¿En qué momento las parejas cambian tanto?
Lo que se sabe es que, en un hermoso día de lluvia o de sol, en el primer o último día del año, se decide que, de aquel momento en adelante, la primera persona del singular deja de tener la máxima importancia en el mundo, dando lugar e importancia a la primera persona del plural. Así, nacen los planes y los sueños de una casa en el campo o en la ciudad, de tener los hijos que sean una mezcla perfecta de un amor imperfecto, de transformar lugares en recuerdos y casas en hogares para llenarlos de perros peludos y gatos traviesos.
Aquella persona con la temperatura indicada que contrasta con la tuya, con el olor que combina y se complementa con el tuyo, la persona con la que quieres vivir hasta el último día de tu vida y en todas tus vidas próximas.
Puedes encontrar a este individuo en una fiesta a la que no querías ir o en un sitio de relaciones, al que ni siquiera sabes por qué entraste. Lo importante es que todas las historias de amor son dignas de ser contadas. Y como existen historias de amor para aquellos que saben vivir.
No existe receta, ingrediente secreto, simplemente el amor por el amor. Para recibir se necesita dar amor, como dice la antigua sabiduría. Y basta con dejar que el poder transformador del amor actué por su cuenta y, en un instante, el universo entero conspira a tu favor. ¿Estás preparado?