Emociones en equilibrio, una vida plena y feliz
Hoy en día es muy común escuchar hablar de la relación entre mente y cuerpo, así como la influencia que tiene uno sobre el otro. Antes esta idea era concebida como algo meramente espiritual, sin fundamentos científicos ni la existencia de médicos que avalaran esto como una realidad, sin embargo, en la actualidad ha surgido un boom respecto a este tema, ahora es posible encontrar estudios fundamentados con estadísticas y encuestas en las que se demuestra el estrecho vínculo que hay entre ambos campos.
Aunque todavía existe cierto escepticismo al respecto, un hecho factible es que aquellas personas que gocen de una salud emocional estable, con plena consciencia de sus sentimientos, disfrutarán de una calidad de vida más equilibrada, con mejor salud y estabilidad en todos los sentidos.
Contrario a lo anterior, las personas consumidas por el estrés, preocupaciones, tristeza, emociones encontradas por cambios importantes en sus vidas, pueden sufrir de problemas de ansiedad, depresión, úlceras gástricas, colitis nerviosas, resfriados crónicos, dolores de espalda, contracturas y muchos más padecimientos que añadir a esta lista, los cuales, a su vez, pueden perturbar, de manera considerable, la vida de quienes los padezcan.
¿Pero cómo puedo mejorar mi vida?
Tal vez creas que no puedes controlar esta situación, que el resfriarte constantemente ya es una situación regular en tu vida, pero créenos, si piensas eso, será mejor que te detengas, des un paso hacia atrás y consideres algunas de las siguientes opciones que a continuación te daremos. No tienes porqué realizar todas, pues para eso hay una amplia gama de acciones que puedes poner en práctica desde ya, para que cada día te levantes más fresco que la mañana, con la mejor actitud y sintiéndote completamente pleno.
Al final eso es a lo que todos aspiramos ¿no?, a disfrutar de cada día como lo hacen en esas películas taquilleras, pero aceptémoslo, tampoco se puede alcanzar este objetivo, así como así. Necesitamos poner de nuestra parte, tener apertura y estar listos para un cambio de 180 grados, si es que ya hemos percibido esos vacíos latentes que nada aportan a nuestro bienestar.
Habla sobre tu sentir
A ver, no se trata de que hables de todos los aspectos de tu vida que te causen algún conflicto, tampoco tienes que hacerlo si no quieres, sabemos que hay personas más herméticas que otras, pero aprender a expresar tus sentimientos debe ser una tarea primordial para avanzar hacia ese cambio tan esperado. Cargar tú solo con sentimientos negativos no te puede ayudar en nada e, incluso, puede hacerte sentir peor. Confía en las personas que estén cerca de ti, como tu familia o amigos, ellos siempre te van a escuchar e intentarán ayudarte. Quizás ellos no tengan todas las respuestas, pero tener un apoyo siempre será reconfortante para todo aquel que se sienta un poco perdido en su andar.
Hablar de tus emociones no te hará menos fuerte, ni menos capaz de lidiar con las situaciones que enfrentes. Puedes sentirte triste, enojado o frustrado, todo eso está bien si aprendes a soltar, a no engancharte con los malos momentos y a dejar ir cuando es el momento de hacerlo.
Ahora bien, si los sentimientos que te abruman son tan grandes que una sencilla plática no es suficiente, no te preocupes, pues la posibilidad de visitar a un terapeuta siempre estará disponible. No asumas que necesitar un poco más de ayuda es algo malo; escucha tus necesidades y reflexiona sobre ellas, solamente tú puedes saber qué es lo que te puede ayudar.
Consiéntete lejos de todo
¿Cuántas veces piensa en ti? ¿Cuántas veces te has regalado ese momento para ti a solas? Si respondes que nunca o muy poco ¡alto!, no pases de largo este consejo y si tienes la oportunidad, aplícalo, no te vas a arrepentir.
Cuidar de ti debe ser en todos los aspectos, incluso con cuidados para todo tu cuerpo, un masaje o un facial pueden ser los instrumentos idóneos para que salgas de la rutina, te mantengas lejos del caos y te consientas como te mereces, porque todos merecemos ese espacio para nosotros. Además de sentirte relajado, tendrás como plus el cuidar de tu aspecto, de tu piel de tus músculos y de todo lo que te hace ser quién eres.
Busca el balance
Y aunque suene por demás trillado, el mantener una alimentación saludable puede marcar una tremenda diferencia. No se trata de que sólo comas frutas y verduras para que te olvides de todo lo demás, tampoco de que midas tus calorías a cada bocado, ni que vivas atormentado por buscar las preparaciones más saludables ¡tranquilo!, de lo único que debes preocuparte es por comer balanceado, come de todo, pero come bien.
Recuerda que todo exceso es malo, así que, si te gusta mucho el pan dulce, reduce su consumo, si mueres por comer una hamburguesa diario, piénsalo dos veces y consiéntete con una los fines de semana. No pases por alto el asistir con un nutriólogo o bariatra para que te asesore profesionalmente y te ayude a encontrar lo que tu cuerpo necesita.
Por último, para hallar ese balance, también puedes buscar alguna actividad o disciplina que te ayude a liberar toda la energía acumulada. Se ha demostrado que el ejercicio reduce los niveles de estrés y mantiene a la mente ocupada, lejos de todas las angustias que una vida agitada lleva consigo. Anímate a probar con diferentes ejercicios, los hay para todos los gustos, condiciones y necesidades ¡tú pide y tendrás!
Del interior al exterior
Eso sí, no puedes olvidar a tu mente y la llamada “paz interior”, enfocarte en el presente puede resultar una labor bastante demandante, pero también una práctica bastante satisfactoria cuando aprendes a hacerlo. Para esto, se han desarrollado a lo largo de los años y por todo el mundo, diversas disciplinas enfocadas en la estabilidad de la mente, porque una mente sana lo es todo, pensamientos positivos conllevan a acciones positivas.
No se trata de que todo sea perfecto ni de que los días complicados desaparezcan, sólo es cuestión de aprender a reconocer lo bueno dentro de lo que llamamos “malo”. Agradece lo que tienes, disfruta de ello y dimensiona todo a tal punto que lo que consideras “problema”, sólo sea una situación pasajera. Puede que suene a cliché, pero ser optimista y ver el vaso medio lleno no es ningún desperdicio de tiempo.
No tengas miedo, todo va a estar bien, escucha a tu cuerpo y tus emociones. Aprende a aceptar todo lo que sientes y ve los cambios que comenzarán a manifestarse a tu alrededor.